Antonia Muñoz / Opinión

La sabiduría popular nos enseña que “del dicho al hecho hay mucho trecho”. Incluso, una de las características notorias de muchas y muchos políticos es “su incoherencia entre lo que dicen y lo que hacen”; por eso siempre estamos en aquella prédica de la ética y la moral socialista, que debemos cuidar con esmero quienes nos autodenominamos como tales, no sea que nos comencemos a parecer demasiado a quienes decimos adversar políticamente. Por eso tenemos una primera recomendación para nuestros lectores: si quieren conocer a alguien, no se basen sólo en lo que dice, porque hay seres humanos especialistas en disfrazarse de lo que no son para engañar a las y los incautos. Para ello, utilizan un lenguaje que suene bonito y se parezca a lo que la gente quiere oír. El discurso lo acompañan con mucha propaganda y hasta se ponen cariñosos abrazando y besuqueando niños y viejitas. Sin embargo, nadie puede fingir por siempre; así que en cualquier momento se le sale la clase y se comportan como lo que son. No estamos planteando la búsqueda de la perfección humana, porque no la encontraremos nunca. Perfecto sólo Dios! Sin embargo, para gobernar se necesitan ciertos atributos y algunos de ellos son la autenticidad, la sinceridad y el respeto y amor por el prójimo sin condicionamiento.
Dos días después de las primarias de la MUD, le oí a Capriles como candidato ganador varios mensajes, emitidos tal cual consignas sin interconexión entre ellas. Casi textualmente, pude copiar algunos y aquí se los presento para su evaluación: 1. “Si hay algo que me quita el sueño, es unir a Venezuela 2. Los venezolanos están agotados por la confrontación. 3. No quiero ser líder del mundo, quiero ser líder de Venezuela 4.No debemos permitir ningún obstáculo que pueda detener esta luz que estamos encendiendo 5. Donde hay progreso hay: educación, salud, vivienda, empleo, seguridad. En este momento, cuando el producto a mercadear anda aspirando a conquistar el poder por la vía democrática del voto, es necesario disfrazarse de manso corderito y “poner todo el esfuerzo en ganarse la confianza de las y los venezolanos”, como también aseveró en estos días el candidato presidencial de la derecha. Por eso durante todos estos meses, el aparato publicitario que se encargará de mercadear (vender) al producto presidencial, en todas las formas y desde todos los ángulos, insistirá en convencernos que su candidato es el paladín de la unidad de un país que era todo un dechado de inclusión, igualdad y justicia social, hasta que según éllos, llegó Chávez y nos dividió.
Dice un amigo barinés: ” Será verdad, pero no lo creo”. ¡Si hay algo que le debe quitar el sueño a Capriles y al imperio, es, cómo se hará para que a punto de “marketing” pagado con dólares, las y los venezolanos se olviden de aquel Capriles que el 12 de abril del 2002, junto con sus hordas violentas, vimos cual energúmeno destrozando vehículos oficiales, profiriendo amenazas y hasta trepándose en una escalera como un desaforado para introducirse en la embajada cubana, desconociendo los acuerdos internacionales que garantizan la inviolabilidad de tales espacios considerados territorio de cada país. A Capriles también le urge que el pueblo olvide como después de sacar a Rodríguez Chacín del apartamento donde se encontraba, lo condujo esposado a través de la turba derechista, la cual en medio de la histeria colectiva que reinaba en ese momento lo empujo y golpeó a más y mejor. Rodríguez Chacín ha informado públicamente, que solicitó lo sacaran por el estacionamiento. Sin embargo, como lo más importante era montar el circo romano, había que lanzar la victima a los leones rugientes y hambrientos de venganza.
Por eso el candidato del imperio no quiere recordar el pasado, ya que al hacerlo aparece Felipe Pirela con su “Maldita pared”, que Capriles “quisiera romper algún día”. Pero no; “ahí está la pared que separa tu vida y la mía, ahí está la pared (ideológica) que no deja que nos acerquemos…” Por eso, a pesar de que la justicia parece haberle perdonado sus agravios y delitos, los bolivarianos no olvidaremos jamás aquellos ojos saltones de mirada enloquecida y cargada de odio de aquel joven alcalde que ahora quiere ser Presidente. Sabemos que Capriles es el mismo ultraderechista que odia a Chávez y a todos quienes apoyamos y defendemos el proyecto bolivariano. Por eso, a cada momento se nos viene a la mente aquella sabiduría popular que nos advierte que: “perro huevero ni que le quemen el hocico”, o si le gusta más: “genio y figura hasta la sepultura”.
Por todo lo anterior, está prohibido olvidar cual fue la reacción de la ultra derecha nacional y regional, cuando el 11, 12 y el 13 de abril del 2002 creyeron haber recuperado el poder. Usaron el poder para perseguir, insultar y humillar al adversario con saña. En el supuesto negado que lograran el poder el 07 de octubre del 2012 acabarán con todos los avances de la Democracia Participativa y protagónica y nos perseguirán con 10 años más de rencor y odio acumulado. Así es la ultraderecha y el imperio ante el adversario. Así que estoy segura que unir a Venezuela nunca estará dentro de los planes de Capriles y su equipo, porque dentro de sus planes no está como objetivo central la máxima suma de felicidad posible para la y el venezolano de a pie. En el supuesto negado que la ultra derecha llegara a la Presidencia, además de acabar con todo, desatarían una persecución feroz contra todos. Y esto será irremisiblemente así, porque Capriles y su grupo son capitalistas e imperialistas y nosotros, como buenos hijos de Simón, somos Bolivarianos y antiimperialistas. Por esta misma razón tiene que haber confrontación. Sin ninguna duda, estamos frente a una batalla de ideas! Por eso, viviremos para defender la revolución y sin ninguna duda venceremos.

Guanare, 22 de febrero de 2012