Ana Elisa Osorio / Opinión
Juicio al Imperio
15.sep.2011 / 10:19 am / Haga un comentario



Una vez más nos enfrentamos a un desalmado Departamento de Estado de los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.) que se erige en policía internacional, de motu proprio, porque hasta donde sabemos nada ni nadie le
ha dado ninguna potestad supranacional que lo habilite para calificar,
certificar a personas y países de terroristas, narcotraficantes y a partir
de allí justificar guerras, agresiones, bloqueos…¡los ejemplos sobran!


En este sentido, la acusación como narcotraficantes de connotados
dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) como lo son
nuestros camaradas Freddy Bernal, Amilcar Figueroa y el General Cliver
Alcalá Cordones, de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, tenemos que
interpretarla como una ofensa a nuestros Poderes Públicos y no como una
mera acusación a personas y de allí nuestro mas absoluto rechazo a la
desfachatez del régimen mas terrorista que ha existido en la historia de la
humanidad.


Justo el 11 de septiembre se cumplieron 10 años de los atentados
terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en
Washington, hechos rodeados de circunstancias que nunca han sido
esclarecidas pero que dieron inicio a una era de terrorismo de Estado
liderado por el Imperio gringo y que “justificaron” las guerras en
Afganistán e Irak, que fueron precedidas por las palabras de Bush que
sentencio que “los que no están con nosotros están contra nosotros”.


La gran interrogante es ¿dónde están los organismos o instituciones que
debería enjuiciar al mayor genocida, al mayor contaminador y agresor de la
Madre Tierra, de la era moderna? Definitivamente no es la ONU la que se ha
hecho de la vista gorda, por no decir cómplice de las masacres perpetradas
en nombre de la paz y tranquilidad del Imperio. No será que ya llego la
hora de que los movimientos sociales del mundo nos organicemos y creemos un Tribunal Planetario que enjuicie a aquellos responsables de las políticas del terror, de las guerras, de la contaminación del planeta, que enjuicie al Imperio.