"Cambio de Estado"
Texto: Alirio Figueroa Zavala

Desde hace algún tiempo, específicamente desde 1958 en nuestro país se ha venido debatiendo sobre la necesidad de hacer un cambio de Estado. Se habló de reforma del Estado que bajo la Constitución derogada de 1961, asimilaba el concepto de Estado a República; era un Estado federal, en los términos consagrados en dicha Constitución. La vigente Constitución se refiere a un Estado federal descentralizado en los términos consagrados en la misma; rigiéndose por los principios de integridad territorial, cooperación, solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad. El actual Gobierno que se dice revolucionario está tratando de hacer cambios importantes no solamente en la administración, sino también en la estructura interna del Estado cuando está por aprobarse una ley referida a las comunas que está causando revuelo, pues algunos señalan que constitucional ni legalmente es posible crearlas. En todo caso, siempre el cambio de la forma de Estado está envuelto en una mitología un poco ingenua. Se piensa a veces que bastaría con modificar los pesos, superficies y volúmenes del Estado y diseñarlos de otro modo, para que de inmediato circulen más libremente las ruedas del sistema político. Igualmente, suele creerse que la tarea primordial de un cambio histórico reside en un cambio de Estado y que si no se emprende y se realiza todo lo demás es imposible. Ahora bien, pensamos que no puede cambiarse la sociedad por decreto. El peor daño que se le puede hacer a una modificación estatal es imaginar que ella consiste en leyes, normas, reglamentos, organigramas, diseños e instructivos. Semejante empeño sería ilusorio y frustrante. Lo que hay que buscar es un ángulo desde el cual pueda verse el asunto como materia práctica. Para cambiar la forma de Estado es necesaria una motivación desde arriba y desde abajo, porque hay que persuadir a lo que se intenta cambiar. Pero el cambio de la estructura del Estado no puede ser una especie de terremoto. Es algo dinámico, motivado, pero sometido a un método y a pausas graduales. En este mismo orden de ideas, cabe señalarse que frecuentemente se identifican dos procesos diferentes por su naturaleza. Una cosa bien clara es el cambio de Estado, y otra, también muy clara, es la Administración; es decir, una cosa es la estructura del Estado y otra la operación del Gobierno y de la Administración. Cualquier empeño por modificar las realidades del orden político venezolano tendría que detenerse en esto ¿Cómo ha de ser el Estado? A nuestro entender, ya la discusión no se concreta como en el siglo pasado, en Centralismo o Federación. Ésa es una disputa del pasado. La cuestión ahora es la simplicidad o complejidad, la fluidez entre la decisión y la ejecución, entre el organismo que concibe, planifica, proyecta y el que se encarga de hacer válidas las inspiraciones de la cumbre.

Fuente: Sección de Opinion del diario PANORAMA del Zulia, de 13 de Octubre de 2010

Doctor en derechoalanfisa@hotmail.com