Dos matanzas que no fueron culpas del Imperio
He perdido bastante sueño tratando de encontrar dos matanzas que no fueran responsabilidad directa ni indirecta del gobierno de Estados Unidos. ¡Al fin las encontré! Aquí las tienen.
Carlos Rivero Collado | Para Kaos en la Red | 30-9-2011 a las 17:58 |
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SE HUNDIó EL TITÁNIC
El Diario de la Historia, Nueva York, 15 de Abril de 1912. Un vocero de la línea naviera White Star anunció que el Titánic chocó con un enorme témpano de hielo a las 11 y 40 de la noche de ayer, domingo día 14, y zozobró, con la proa hacia abajo, unas dos horas y cuarenta minutos después, a las 2 y 20 de la madrugada de hoy, lunes 15, a unas 400 millas de Cape Race, Newfoundland, Canadá. Se cree que más de 1,500 personas pudieran haber muerto en las aguas heladas del Atlántico norte.
El flamante transatlántico, el mayor objeto movible que se haya construido en la historia, se hundió en la latitud 41:16 norte y la longitud 50:14 oeste, a unos treinta minutos de latitud o 34 millas náuticas hacia el sur de la posición en que chocó.
Hacía su viaje inicial de Southampton a Nueva York y llevaba 1,320 pasajeros –325 en cabinas de primera, 285 en cabinas de segunda y 710 en las de tercera-- y una tripulación de 790: en total 2,110 seres humanos.
El rescate
El vapor Carpathia llegó al lugar una hora y media después del naufragio y rescató a unos 675 sobrevivientes que se hallaban en los botes salvavidas, casi todos mujeres y niños. Este buque se dirige ahora hacia esta ciudad, a la que llegará pasado mañana, miércoles 17.
Si se confirma que hay sobrevivientes en los barcos Virginia, Olympic y Parisian, que llegaron al lugar de la tragedia después que lo hiciera el Carpathia, el saldo mortal pudiera variar; pero los mensajes inalámbricos que el capitán del Olympic ha enviado a Cape Race en las últimas horas, diciendo que no hay más sobrevivientes que los que rescató el Carpathia, presagian que el número de víctimas es elevado. Se ha indicado que pudiera llegar a 1,800, pero esto parece exagerado, a no ser que el Titánic llevara a bordo unas 300 personas más de las que aparecen en la lista oficial.
El vocero ha dicho, además, que la noche de antier estaba despejada, pero, como era de luna nueva, las sombras cubrían la superficie del mar y la visibilidad de los centinelas del barco era muy reducida, por lo que sólo pudieron divisar el iceberg cuando ya lo tenían cerca. Se cree, además, que el Titánic avanzaba a una velocidad superior a la que debió haber tenido porque trataba de llegar a Nueva York lo antes posible.
Las víctimas
De acuerdo a los mensajes del Carpathia, se cree que la tripulación entera del barco ha perecido, incluidos su capitán, comandante Edward J. Smith, de 59 años, quien realizaba su último viaje antes de retirarse, y el primer oficial William Murdoch.
Los mensajes del Carpathia describen escenas de terror narradas por algunos sobrevivientes que presenciaron, desde los botes salvavidas, el lento hundimiento del barco. Uno de ellos afirma que el buque se partió en dos, por la mitad, antes de quedar cubierto totalmente por las aguas.
Otro ha señalado que los sobrevivientes viajaban en cabinas de primera o segunda, pues la sección de tercera, en la que iban personas de pobres recursos que emigraban a Estados Unidos desde varios países de Europa, estaba aislada del resto del barco por sólidas rejas de metal que no pudieron ser abiertas por los aterrorizados viajeros. Se cree que la mayoría de ellos, incluyendo muchos niños, murió atrapada dentro del barco.
Otro sobreviviente dice que los músicos tocaron hasta el final, cuando ya el barco estaba inclinado hacia la proa, y que el sonido que más recuerda antes de que el barco desapareciera bajo las aguas era de violines y cellos.
El vocero de la White Star no ha querido confirmar un supuesto mensaje del Parisian en que informa que, al llegar a la zona del naufragio, lo único que encontró fueron cadáveres congelados flotando sobre los salvavidas, entre ellos los de varias mujeres abrazadas a niños pequeños.
Se cree que nadie puede haber sobrevivido en el agua más allá de una o dos horas, pues su temperatura estaba casi en el grado de congelación.
Se trata, pues, de la mayor tragedia marítima de la historia, superior a la del vapor Atlantic, en 1873, que causó 574 muertes, y a la del La-Bourgoyne, en 1898, en que perecieron 571 personas.
Cronología del desastre
11:45 p.m., domingo 14 de Abril: El Titánic emite el mensaje “CQD”, diciendo que ha chocado con un iceberg y reclama ayuda urgente. Los barcos Olympic, Carpathia y Baltic responden al mensaje. El vapor California, de la línea Leyland, que se halla a unas veinte millas náuticas del lugar del accidente, no oye el mensaje, pues su radioperador ha concluido su jornada de trabajo: de haberlo oído, habría podido llegar al Titánic en menos de una hora, o sea una hora y veinte minutos antes de su hundimiento, y todos o casi todos los viajeros se habrían salvado. El Titánic da su posición exacta.
11:55: El Virginian, que navega de Halifax a Liverpool, le comunica a la estación de Cape Race que procede a toda marcha hacia el lugar.
12:10 a.m. de hoy lunes 15: el Titánic informa que su proa comienza a hundirse.
12:26: El Titánic informa que está colocando a mujeres y niños en botes salvavidas y pide al Olympic que prepare los suyos para trasbordar a los sobrevivientes. El barco accidentado da continuas señales de alarma y repite su posición. Los mensajes de su operador son claros, calmados y firmes.
1:07 a.m: el Virginian informa que los mensajes del Titánic se han interrumpido, abruptamente.
2:20: Zozobra el barco.
La fosa líquida
El Titánic costó unos diez millones de dólares, aunque estaba asegurado por Lloyd’s de Londres sólo en la mitad. Llevaba diamantes por valor de cinco millones y una suma millonaria en bonos convertibles. El valor de la carga era de medio millón. Tenía, ademas, 3,500 sacos de correos, de valor desconocido.
Una multitud de dolientes solloza ante las oficinas del White Star, en la Calle Broadway.
El Titánic, el barco más grande y lujoso del mundo, orgullo de Inglaterra, con 46 mil toneladas de desplazamiento, 290 metros de largo, 50 mil caballos de fuerza y una altura equivalente a la de un edificio de o­nce pisos, ya no es un gran palacio flotante, sino una inmensa tumba submarina

TERREMOTO CAUSA MILES DE MUERTES EN MÉXICO
El Diario de la Historia, México D.F., 20 de Septiembre de 1985. A las siete y dieciocho minutos de la mañana de ayer, día 19, un terremoto de 7.8 de intensidad en la escala Richter, uno de los más poderosos de la historia moderna, destruyó cientos de edificios y casas en la Ciudad de México y varios pueblos del centro y suroeste del país, matando a miles de personas (foto que ilustra al artículo).
Esta noche, a las 7:37, otro gran sismo, de 7.3 en la misma escala, causó pánico en la capital, aunque no se han reportado aún desgracias personales por este último, pues las personas que viven en las zonas más afectadas han permanecido en las calles por más de treinta y seis horas ya que, además, se han sentido varios fuertes temblores desde ayer por la mañana.
El epicentro del primer sismo se localizó a unos 350 kilómetros al suroeste de la Ciudad de México, bajo las aguas del Pacífico, a dieciocho kilómetros de la costa de Michoacán, a unos setenta kilómetros de Zihuatanejo y a unos ciento cincuenta al sur de Manzanillo. El del segundo, se encontró a unos cuarenta kilómetros al noroeste del primero, bajo tierra, a unos veinte kilómetros del mar.
Se creyó, al principio, que una gran ola sísmica, o marea tidal, inundaría los pueblos costeros próximos al epicentro, pero esta noche se suspendió la “alarma tsunami”, al comprobarse que los efectos de este gran sismo no son similares a los que se sintieron en Alaska en 1954.
Las victimas fatales
Se teme que el número de muertes en la capital del país pudiera ascender a más de diez mil, y a más de tres mil en los Estados de Michoacán, Jalisco, Colima y Guerrero.
Varias ciudades de Jalisco sufrieron los efectos del sismo original, sobe todo Ciudad Guzmán, en la que se desplomaron dos torres de una iglesia, matando a más de cincuenta personas que asistían a la misa matinal, y destruyendo numerosas viviendas. Se cree que en este Estado pudiera haber más de doscientos muertos y mil quinientos heridos, pero en su capital, Guadalajara, sólo se informó de paredes agrietadas y la caída del techo de la fábrica Chrysler, en la que varios automóviles fueron aplastados.
Acapulco, uno de los centros turísticos más famosos del mundo, sufrió los fuertes efectos del temblor, pero no se conoce que haya habido derrumbamientos ni muertes.
En la capital
El terremoto de ayer duró dos minutos y los daños humanos y materiales han sido enormes en el centro histórico de la capital, construido sobre el seno de un antiguo lago en el que los profundos sedimentos magnifican las o­ndas sísmicas. Más de 250 edificios se han desplomado. Ya hay más de 1,500 muertos confirmados y unos cinco mil heridos, pero se teme que esta cifra aumente a medida que las labores de rescate muestren el alcance real de la tragedia.
Dos de las tres torres de un edificio de viviendas de quince pisos se desplomaron, en la calle Nuevo León, sepultando a más de dos mil personas. Los trabajos de rescate en la montaña de escombros que dejó este mortal derrumbe prosiguen, pero a medida que avanzan las horas se desvanecen las esperanzas de vida.
El gran Hospital Juárez, de doce pisos, se vino abajo. Había en él unos mil enfermos y empleados. Sólo unos cuantos salieron con vida.
Al derrumbarse el ala de obstetricia del Hospital General, perecieron casi trescientas madres, infantes, médicos y empleados.
Se desplomó, además, una escuela técnica en la Calle Juárez, frente a La Alameda, pereciendo decenas de estudiantes que asistían a la primera clase de la mañana.
En la Colonia Roma, decenas de pequeños edificios y viviendas se destruyeron, provocando numerosos incendios que no pudieron ser controlados, pues los bomberos estaban tratando de sofocar los grandes siniestros del centro histórico.
De los 140 huéspedes del Hotel Principado, sólo treinta y nueve salieron con vida.
Las paredes del Hotel Regis se desprendieron y el resto del edificio fue envuelto por las llamas. Aún no se sabe el número de muertos, pero se cree que pudieran haber sido cientos.
A pocas cuadras del Regis, se desplomó el Hotel Romano, provocando la muerte de decenas de huéspedes.
Por fortuna, miles de pasajeros que a esa hora temprana se encontraban en el metro, fueron rescatados sin que se informara de víctimas.
Cientos de miles de personas se han congregado a lo largo de la extensa Avenida Insurgentes con las pertenencias que han podido salvar. Anoche durmieron a la intemperie, en las aceras y portales. Se cree que esta noche lo hagan también. Se ha restaurado el 75% del servicio eléctrico y telefónico en la ciudad.
Televisa, la mayor cadena de televisión del país, fue puesta fuera del aire, pues una de sus torres principales se desplomó.
Miles de personas regresaron hoy a sus oficinas para encontrarse que ya no existían.
A pesar de la inmensa desgracia, las pérdidas humanas y materiales han sido mínimas si se les compara con el tamaño y la población de la Ciudad de México. Del millón de edificios que existen en el área metropolitana, sólo unos quinientos fueron destruidos, o sea el 0.05% ó la veinteava parte del uno por ciento; y tres mil fueron dañados, o sea el 0.3% ó la tercera parte del uno por ciento. Si los muertos llegasen a ser quince mil, sería sólo el 0.08% de la población total, o sea casi la veinteava parte del uno por ciento de los dieciocho millones de habitantes del área metropolitana, o un muerto por cada 1,200.
La otra tragedia
El enorme dolor causado por este cataclismo no puede ser medido, por supuesto, con la frialdad de las estadísticas.
El irónico final de esta inmensa tragedia es el anuncio que acaba de hacer un alto funcionario del Fondo Monetario Internacional --FMI--, quien, a una pregunta de un periodista sobre la posible ayuda para la reconstrucción de las zonas afectadas, respondió que el Fondo ha decidido considerar a México como “país desobediente” por haber fallado en el pago de algunas deudas internacionales y, por ello, no es elegible para ayuda de emergencia.
Con una deuda exterior actual próxima a los cien mil millones de dólares, las pérdidas por el sismo pudieran sobrepasar los cinco mil millones.
Golpe doble, uno de la Naturaleza, otro del insensible sistema capitalista, que el pueblo de México no merecía